martes, 19 de febrero de 2008

Las Huérfanas de Cañada Umbría 2

Capítulo 2


Crónicas de un viaje
Cuando Oreön y Sindellah por fin llegaron a la mesa comenzó la fiesta de verdad. Los kaldorei habían sabido aprovechar desde el principio de los tiempos lo que el bosque les daba y a mesa estaba repleta de manjares sin igual. Fürzzibald, el cocinero, contemplaba a los comensales reunidos en la mesa henchido de orgullo mientras atendía la caldera con el estofado, una receta "salida del secreto más profundo de mis ancestros".- ¡Rápido chico! Lleva estos platos al maestro. ¡Debe de estar hambriento depués de un viaje tan largo!- Gracias muchacho - dijo Oreón al recibir el plato humeante de estofado. - Como os iba diciendo, he hecho un largo viaje a través de Azeroth. Hace unas semanas iba caminando por las Tierras Altas de Arathi, un sitio peligroso... Y mientras recogía hierbas para mis pociones, escuché un pavoroso estruendo en la lejanía. Sorprendido, me acerqué a ver qué terrible fuerza habría causado semejante alboroto... Y cuál es mi sorpresa... encima de la enorme barriga de un temible ogro de dos cabezas hallé a la mejor de mis alumnas...¡Kassindra!Todos los elfos allí reunidos escuchaban la historia con casi tanta avidez como con la que se deleitaban con el estofado de Fürzzibald. Incluso el gran cocinero se había acercado a escuchar la historia del maestro."Allí la encontré. Tan hermosa como siempre. Agotada por el esfuerzo estaba bebiendo néctar dulce para recuperarse.- Poco a poco... no vayas a atragantarte.- ¡Maestro! - Kassindra estuvo a punto de derramar el néctar sobre la tripa del ogro. - ¡Qué sorpresa verte aquí!- ¿Sorpresa? ¿Acaso pensabas que los años me iban a impedir seguir dedicandome a mi querida alquimia? Parece como si no me conocieras hija mía...- No, nada de eso, maestro. Me alegra verte de nuevo, siempre me alegra.- Mírate...toda una guerrera. Parece que fue ayer cuando hacías saltar chispas en el viejo Árbol del Ocaso intentando hacer pociones mágicas y encantamientos.- Sí, bueno... - Kassindra se sonrojó levemente- Ya no hago explotar nada...casi nunca.Ambos druidas sonrieron y tras un breve silencio, como contándose historias tan sólo con la mirada, Oreön suspiró profundamente y volvió su gesto algo más grave.- Tus padres estarían orgullosos de ti, lo sabes ¿verdad?- Sí maestro, lo sé. - Kassindra dejó perderse su mirada en la brisa de Arathi un momento.- Cuéntame, ¿qué has hecho en todo este tiempo?- Bueno... he estado de aquí para allá... viajando, ayudando a las buenas gentes de estas tierras...- ¿Lo has vuelto a sentir? Oreön tocó en el hombro a Kassindra. Ella hizo una leve mueca de dolor y puso su mano sobre la del druida. Ambos volvieron a comunicarse solamente a través de sus miradas, sin decir palabra alguna.- Alguna vez - dijo al fin Kassindra - pero trato de solucionarlo.- Kass, hija mía... Ten cuidado. La magia puede ser peligrosa...- Si no se usa con sabiduría y respeto - interrumpió la joven druida - Lo sé muy bien maestro, he seguido tus lecciones y tus sabios consejos en muchas ocasiones. Y gracias a tus enseñanzas he caminado con paso firme a través de esta desgracia. Te agradezco mucho que te preocupes por mí.- ¿Sabes algo de Naïrah y Eròwïne? Antes de que partiese de Cañada tenían mucho interés en seguir tus pasos por estos mundos de Azeroth.- Sí, lo sé. - El gesto de Kassindra se volvió hacia el de una madre preocupada por sus hijos. - Mis hermanas son aún peores que yo... pero son valientes y capaces. Me he comunicado con ellas por correo hace poco tiempo. Parece que les va bien.- Me alegra oír eso.- Maestro, he de dejarte. Los ogros de estas tierras amenazan la paz de las buenas gentes de Arathi, prometí que les ayudaría.- Que la bendición de Elune sea contigo, hija mía.- Gracias maestro.Kassindra se dio la vuelta y empezó a correr. A los pocos pasos su cuerpo tomó la forma de guepardo y su veloz silueta felina se disipó en el horizonte."Los elfos allí reunidos habían dejado de comer. El sabio maestro siempre había sido un magnífico contador de historias y sus elocuentes palabras encandilaban a todo aquel que pasaba cerca.- ¿Qué es lo que le sucede a Kassindra maestro? - preguntó un joven elfo de ojos risueños y gesto preocupado.De repente, una voz salió de entre los árboles, como traída por el viento.- ¿Nunca te han contado la historia de Oreja Cortada, pequeño? Un felino se acercó hacia la mesa,saliendo de entre las sombras en las que estaba oculto, y a pocos pasos de ella, tomó la forma de una bella elfa de la noche.Esa elfa era... Kassindra.

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